NO MAS RABIETAS
Ser padres supone vivir una vida hermosa y a la vez completamente caótica, máxime cuando nuestros pequeños nos hacen un espectáculo público con sus inoportunas rabietas o berrinches. Estas son mucho más comunes a partir de los dos años de edad y aún más en algunos tipos de niños. Sí, ya sé que es exasperante y muchas veces no sabemos qué hacer en el momento en el que nuestro “angelito” ha decidido tirarse al suelo, patear y gritar, como si el mundo se fuera a acabar en el lugar menos apropiado y con la presencia de una multitud. Sé que en ese momento estas avergonzado y harás cualquier cosa por evitar un espectáculo mayor.
Aquí unas pequeñas recomendaciones: Primero, lanza una bomba de humo y huye a otro país; no mentira. Respira profundo y dale la oportunidad de que se calme, réstale importancia. No trates de razonar con él, en ese momento tu pequeño está segado por ira a causa de su inexperiencia ante el manejo de la frustración y el inconformismo.
No le agregues tu impaciencia, no le grites ni uses la violencia. Recuerda que el adulto eres tú, eres quien debe razonar y afrontar la situación; tu pequeño por el contrario es incapaz y no tiene de otra que estallar ante la frustración y el enojo. Debes estar muy atento a si intenta hacerse daño o de si está en peligro de hacerlo y, si la rabieta va en aumento sujétalo firmemente y ayúdalo a controlarse. Por favor, nunca cedas ante sus deseos, con una rabieta tu pequeño presiona para conseguir que le den lo que quiere con tal de que se calle, por eso no debes doblegar, muy seguramente la volverá a hacer. Él estará esperando y al ver que no logra su cometido se calmará. Recuerda ser firme en ese momento. Una vez se haya calmado, trátalo como si nada hubiese ocurrido. Muéstrale que hacer una rabieta no tiene consecuencia alguna, ni a favor ni en contra de él. Tu comportamiento hacia él debe ser afectuoso y de comprensión. Muy seguramente estás pensando que un regaño por lo menos debes darle para evitar que vuelva hacer algo igual, te en cuenta que él no sabe si quiera qué lo ha llevado a comportarse de esa manera. Comprenderás luego que el modo en el que aprende a controlar sus emociones nada tiene que ver con un castigo. Asegúrate de hacerle ver que estás feliz de que haya logrado calmarse por sí mismo. De este modo estarás apoyándolo a que desarrolle de forma apropiada la aceptación del inconformismo y el manejo de la frustración.
Así pues, hemos de sentirnos afortunados, las rabietas no duran para siempre, en caso contrario nuestra salud mental estaría en constante peligro. Es conveniente que analicemos qué causa la rabieta en nuestro pequeño. Suelen ponerse molestos cuando tienen sueño, no han comido algo o simplemente porque quieren algo de atención extra. Determina cuales son los detonantes y sálvate de una situación molesta para ambos.
En definitiva, criar niños es un quehacer peliagudo, este tipo de situaciones nos mide el aceite, la tensión, la paciencia y la impotencia nos invade fácilmente. Recuerda que la clave está en mantener la calma y enseñar a través del ejemplo modelos de conducta; cosa que ayudará a que tu pequeño construya sus propios comportamientos y logre expresar mejor sus emociones.
Comentarios
Publicar un comentario